El personal que se encarga de la atención a ancianos y/o enfermos, también le facilitará información sobre elementos que pueden ahorrar muchos disgustos en el día a día de dichas personas. Le explicaremos el funcionamiento de aparatos como los detectores de caídas, su uso y para qué sirven.
Es fundamental que las personas dependientes estén protegidas en todo momento. Existen muchos grados en cuanto a falta de movilidad, habiendo ancianos o enfermos que pueden realizar diversas actividades por sí mismo, a pesar de ciertas limitaciones. Estas limitaciones también pueden provocar caídas, y si ya de por sí una caída es peligrosa en este tipo de pacientes, se agravaría si no fuera atendida de inmediato.
A veces, los familiares o el personal a cargo de los dependientes, no están asistiendo en persona a los pacientes, dada su movilidad y capacidad de maniobra. Pero estos deben estar protegidos por detectores de caídas, aparatos que avisarán de inmediato para que se acuda donde se halla la persona mayor. Como decimos, la prontitud de acción en estos casos resulta fundamental. De ellos se encarga el acelerómetro, que resulta ser el corazón del detector. Este dispositivo avisa en el caso de que se produzcan movimientos bruscos. Suelen ir colocados en la cintura o zonas del cuerpo donde no molesten y resulten discretos.
Los acelerómetros dan la voz de alarma de diferentes maneras, también a través de dispositivos móviles. Puede informarse también mediante profesionales sobre otros aparatos que se dedican a la salvaguarda de pacientes con movilidad reducida, deterioros cognitivos, etc. Por ejemplo, resulta de gran importancia instalar detectores de humos en los muros o techos de algunas estancias habitadas por estas personas. Son pacientes que en muchos casos no pueden avisar de la expansión de humos (por incendios) o de gases (por escapes). El aviso a personas al cargo, resultará fundamental para solucionar la incidencia.
Es fundamental que las personas dependientes estén protegidas en todo momento. Existen muchos grados en cuanto a falta de movilidad, habiendo ancianos o enfermos que pueden realizar diversas actividades por sí mismo, a pesar de ciertas limitaciones. Estas limitaciones también pueden provocar caídas, y si ya de por sí una caída es peligrosa en este tipo de pacientes, se agravaría si no fuera atendida de inmediato.
A veces, los familiares o el personal a cargo de los dependientes, no están asistiendo en persona a los pacientes, dada su movilidad y capacidad de maniobra. Pero estos deben estar protegidos por detectores de caídas, aparatos que avisarán de inmediato para que se acuda donde se halla la persona mayor. Como decimos, la prontitud de acción en estos casos resulta fundamental. De ellos se encarga el acelerómetro, que resulta ser el corazón del detector. Este dispositivo avisa en el caso de que se produzcan movimientos bruscos. Suelen ir colocados en la cintura o zonas del cuerpo donde no molesten y resulten discretos.
Los acelerómetros dan la voz de alarma de diferentes maneras, también a través de dispositivos móviles. Puede informarse también mediante profesionales sobre otros aparatos que se dedican a la salvaguarda de pacientes con movilidad reducida, deterioros cognitivos, etc. Por ejemplo, resulta de gran importancia instalar detectores de humos en los muros o techos de algunas estancias habitadas por estas personas. Son pacientes que en muchos casos no pueden avisar de la expansión de humos (por incendios) o de gases (por escapes). El aviso a personas al cargo, resultará fundamental para solucionar la incidencia.